La línea se inició en el DEC hace unas décadas en respuesta a la efervescencia teórica-académica y activista de los feminismos. Descansando entonces en el estudio la relación social de poder entre géneros y sexualidades, se abordaba a las múltiples expresiones de desigualdad producida por la construcción sociocultural y económica de fronteras divisorias del espacio social, la organización del trabajo e identidades genéricas.

Con la progresiva teorización en torno a la validez de la categoría de género frente a la diversidad de identidades y prácticas sexuales de las sociedades actuales y la constitución de nuevos sujetos colectivos que amplían la agenda de los feminismos, la línea de género, sexualidad y poder amplió a su vez su mirada, al incluir -desde perspectivas multidisciplinarias- lenguajes y repertorios culturales de todas las expresiones sexo-genéricas en tanto constructos históricos y socioculturales, en el marco de los feminismos, la teoría queer y los estudios decoloniales.

Es una línea que indaga en las subjetividades, identidades y prácticas culturales y corporales derivadas del sistema de género y del orden de la sexualidad. Así, se estudian: el deseo y el erotismo; la diversidad sexual y de género y su historia; el feminicidio y otras formas de violencia contra las mujeres; la homofobia, transfobia, la narcoviolencia, el capitalismo gore y conceptos afines. Asimismo, profundiza en la disputa por los sentidos culturales del aborto y sus implicaciones para la naturaleza del Estado y el orden democrático. Además, aborda la violencia de género y de pareja y su concientización a través de técnicas discursivas y de metodologías afines a los estudios de género, incluyendo también al arte y musicoterapia. Con base en la construcción de la categoría hombre, se trabajan las masculinidades en diálogo con los feminismos, y en grupos específicos como las juventudes, la socialidad gay, el travestismo, la transmasculinidad, el movimiento LGBT+, el trabajo sexual masculino, entre otros.