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Línea 3: Género, sexualidad y poder

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Violencia en el noviazgo Violencia en la secuandaria Tipos de violencia

Violencia de pareja en estudiantes de secundaria de Baja California. Un estudio exploratorio

Intimate Partner Violence in Baja California’s Middle School Students. An Exploratory Study

Resumen:

Este artículo explora el grado, tipo y diferencias por sexo de la violencia de pareja en estudiantes de 13 a 15  años del estado de Baja California (BC), México. Participaron 5750 adolescentes provenientes de  secundarias públicas de cinco municipios. Se indagó sobre tipos de violencia prevalecientes (física, sexual  y psicológica), causas, el ciclo de violencia, maltratos vividos y realizados (ser víctima y/o victimario/a). Sin  antecedentes en BC, este estudio contribuye a detectar de forma temprana situaciones atendibles y evitables  con programas adecuados. La violencia predominante fue la psicológica, manifestada en control, faltas de  respeto e insultos. Entre sus causas se encuentran celos, enojo y desconfianza. En segundo lugar, destacó la  violencia sexual, con poco respeto acerca de cuándo y cómo tener relaciones sexuales. Aunque pocos casos  (22.73 %) reconocieron tener una relación de pareja, de ellos, 41.01 % reportaron padecer o infringir  violencia, sin diferencias relevantes por sexo.

Palabras clave: Violencia en el noviazgo, violencia en la secundaria, adolescencia temprana, tipos de  violencia, Baja California

 

Abstract 

This article explores the degree, type, and differences by sex of intimate partner violence in students between  13 and 15 years old in Baja California (BC), Mexico. 5750 adolescents from public middle school in five  municipalities participated. The prevailing types of violence (physical, sexual, and psychological), their  causes, the cycle of violence, and abuse experienced and carried out (being a victim and/or victimizer) were  inquired about. Without antecedents in BC, this study contributes to the early detection of situations that can  be addressed and avoided with adequate programs. Psychological violence prevails through the need for  control, lack of respect, and insults. Among its causes are jealousy, anger, and mistrust. Sexual violence  followed due to the lack of respect about when and how to have sexual intercourse. Although few cases  (22.73 %) admitted dating, 41.01% reported suffering or inflicting violence, with no relevant differences by  sex.

Key words: Dating violence, violence in middle school, early adolescence, types of violence, Baja  California

Artículo:

Introducción 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) divide la adolescencia en dos fases: la adolescencia  temprana (también llamada “de adolescentes jóvenes”), que comprende de los 12 a los 14 años (CDC, 2021);  y la adolescencia tardía, de 15 a 19 años (Secretaría de Salud, 2015). Es una etapa de importantes cambios  fisiológicos, estructurales y de orden psicosocial, en la cual se transita de la niñez a la vida adulta (Bermúdez,  2021; Tellez, 2021). Destacan el desarrollo psicosexual y de la identidad social (Morales y Reyes, 2017), así  como la variedad de comportamientos que condicionarán la vida futura (Rojas-Solís y Flores, 2013).

Aunque existen antecedentes que señalan que las relaciones de pareja comienzan cada vez en una  edad más temprana (Price y Byers, 1999, como se citó en Hernando-Gómez et al, 2016, p. 2; Rojas-Solís y  Flores, 2013; Mendoza y Palma; 2004), en la mayoría de los estudios sobre este tema se parte de edades  mayores, es decir, de los 15 a los 19 (Borges et al., 2020), los 20 (Cáceres et al., 2021), los 21 (Rey et al., 2017) y hasta los 24 años (Villa-Rueda et al., 2022; Mthembu et al., 2021); o bien, se mezclan muestras  etarias tan amplias que abarcan desde los 12 a los 23 años (Rey-Anacona y Martínez, 2021a, 2021b; Arias,  2021; Carrascosa et al., 2018). Este tipo de estudios impide discriminar qué ocurre en el nivel secundario  (Gutiérrez-Álvarez, 2018); esto es, en el lapso de los 13 a los 15 años de edad, que es cuando este tipo de  relaciones comienzan (Instituto Mexiquense de la Juventud, s. f.).

Si partimos de que la violencia en el noviazgo se ha constituido, a nivel internacional, en “uno de los  fenómenos en los que ha aumentado el interés, debido a que (en los últimos tiempos) se han observado (tan  altas cifras de maltrato) en este tipo de relaciones que parecieran no tener fin” (Visbal et al., 2021, p. 2048),  entendemos la utilidad que reviste el hecho de conocer cómo es que estas se desarrollan desde su inicio, de  lo cual solo encontramos pocos estudios, aislados y con objetivos muy específicos (Gutiérrez-Álvarez, 2018;  Luna, 2019; Rodríguez-Domínguez et al., 2018).

Por otro lado, a pesar de que Baja California (BC) ocupa el primer lugar en México en denuncias  telefónicas por violencia de pareja (Rubio, 2019), no existe hasta el momento ninguna investigación sobre  violencia de pareja en estudiantes de nivel secundario en nuestro estado; y lo poco que se ha explorado con  respecto a este tema corresponde a lo desarrollado por una de las autoras del trabajo, y no comprende este  grupo etario en particular (Fernández y González, 2010; 2018; Fernández, 2014).

Cabe señalar que los estudios realizados sobre este tema (Fernández y González, 2018; Díaz Aguado, 2002; Consejería et al., 2014; Centro de Formación Estudio Criminal, 2017; Teodori, 2017;  Instituto Nacional de las Mujeres [INMUJERES], 2018; Instituto Mexiquense de la Juventud, s. f.), e incluso  documentos de la SEP del 2018 (poco divulgados, por cierto), reflejan que, para prevenir la violencia en la  pareja, es necesario favorecer un adecuado conocimiento sobre cómo esta empieza y evoluciona. Esto  implica, como lo sustentan los escritos antes mencionados, la necesidad de abordar el ciclo de la violencia  de Leonor Walker (ver Figura 1), cuyo aprendizaje alerta sobre el riesgo que pueden implicar las primeras  fases e incorpora el rechazo al maltrato en la propia identidad. En términos generales, la educación sobre  este ciclo ayuda a entender por qué una de las partes (casi siempre las mujeres) soportan la violencia de su  pareja durante años, ya que comienza de forma casi imperceptible con la primera fase, que constituye un  momento clave para prevenir un maltrato creciente e invariable “que puede acabar con tu vida, si no se pone  un alto a tiempo” (Comisión de Transición, 2004, p.4).

Metodología

Objetivo
Caracterizar los tipos de violencia en la pareja (física, sexual y psicológica), sus causas, su relación con el género, con el conocimiento del ciclo de la violencia y/o con las situaciones de maltrato vividas y realizadas (víctima y victimario/a) en una relación de noviazgo, en adolescentes de 13 a 15 años de escuelas públicas en el estado de Baja California.

Tipo de estudio
Se diseñó un estudio de carácter exploratorio por ser una variable poco estudiada en estas edades tan tempranas en general, y en BC en particular; por lo tanto, permite conocer nuevos aspectos sobre las etapas en las que se inician las relaciones violentas, sus causas y sus características. A partir de aquí se identificaron algunas posibles líneas de profundización en el fenómeno. La investigación se considera particularmente útil en este tema, pues el objetivo es plantear información para diseñar intervenciones en las escuelas respecto a los altos índices de violencia. En este tipo de estudios de menor tamaño, el análisis se centra en los actores más que en los agregados mayores, para identificar rasgos particulares del fenómeno en los y las adolescentes de 13 a 15 años de edad.

Población de estudio
Se seleccionaron grupos completos de escuelas secundarias. La muestra constó de 5750 adolescentes de 13 a 15 años que cursaban la secundaria, provenientes de cinco municipios del estado de BC: Tijuana, Mexicali, Ensenada, Rosarito y Tecate. Estuvo conformada por 2733 hombres y 2911 mujeres; 106 estudiantes no respondieron sobre su género. La unidad de análisis son los estudiantes.

 

Tabla 1

Estas escuelas fueron elegidas mediante la elaboración de una muestra estratificada por tamaños de la  población de estudiantes en escuelas secundarias públicas en los municipios, como lo refleja la Tabla 1.

 

La palabra estratificar proviene de la palabra latina que significa “formar capas”; dividimos a la población en H subpoblaciones llamadas estratos. Los estratos no se traslapan y conforman la población completa, de modo que  cada unidad de muestreo pertenece exactamente a un estrato. Extraemos una muestra independiente de cada  estrato y, posteriormente, reunimos la información para obtener las estimaciones globales de la población.  (Lohr, 1999, p. 93)

 

Instrumento de medición  

Se utilizó el cuestionario de relaciones de violencia entre jóvenes universitarios (CRVPU) (Fernández et  al., 2016; Fernández et al., 2021; Fernández y Florez, 2018; Fernández y González, 2018; Rosales et al., 2017), ajustado previamente para su uso en estudiantes de secundaria; para lo cual, a través de validación de  expertos, se eliminaron los ítems que expresaban violencia económica, debido a que no se consideraron  pertinentes a los efectos de la investigación, y se modificó la redacción o vocabulario de otros 11 ítems por  comentarios sobre la adecuación de su planteamiento. Dicha validación consideró las dimensiones de  pertinencia de la pregunta y la adecuación del planteamiento, evaluadas con escala tipo Likert con 5 rangos  de respuesta que van de (1) muy en desacuerdo a (5) muy de acuerdo.

De los 49 ítems, 39 (79.59 %) son dicotómicos (su respuesta puede ser “sí” o “no”). La ventaja de  incorporar ítems dicotómicos es que son fáciles de comprender y responder por parte de los y las  adolescentes, pero también presentan limitantes en la información proporcionada, porque no permiten  conocer a un nivel de profundidad la situación que manifiesta el fenómeno que se analiza. El resto fueron  preguntas abiertas (20.41 %), algunas relacionadas con el nivel de conocimiento sobre la violencia que tienen  los y las adolescentes, por ejemplo, tipos de violencia (física, sexual y psicológica), causas de la violencia y  ciclo de violencia. Otros temas incorporados en el instrumento fueron: situaciones vividas y realizadas de  violencia en una relación de noviazgo, y su papel como víctima o victimario/a en cada tipo de maltrato, como  se mencionó líneas arriba.

A continuación, se presenta cómo está organizado el cuestionario de violencia en las relaciones de pareja.  En la Tabla 2 se muestra la distribución de preguntas por tema o categoría en la primera parte (categorías 1  a 5) y, en la segunda, se indica qué preguntas corresponden a situaciones de víctima de violencia (categorías  6, 7, 10, 11 y 12) y cuáles a la de perpetrador/a o victimario/a (categorías 8, 9 y 13). Además, se consideraron  11 categorías que van desde el conocimiento sobre violencia de pareja hasta la conciencia de la situación  vivida; esta estructura tiene el objetivo de lograr algún grado de concientización de las y los encuestados  respecto al fenómeno de la violencia.

 

Tabla 2

 

En cuanto a la consigna expresada, además de recalcar su carácter anónimo, todos los alumnos  encuestados debían responder al cuestionario. Si después de contestar la pregunta 5, esa persona no había  tenido, hasta la fecha, una relación de pareja, ahí dejaba de contestar y, por ende, el resto de las preguntas  no serían procesadas, como se verá a lo largo del artículo. De tal forma, los reactivos de conocimientos  debían contestarlo todos, y los de experiencias, solo los que tenían o habían tenido una relación de pareja.

Es importante señalar que esta etapa se desarrolló poco antes de que comenzara la pandemia de COVID 19, por lo cual estos cuestionarios pudieron ser aplicados directamente en las aulas, con la participación de  los encuestadores y docentes de los planteles escolares para explicarles el instrumento y atender a sus dudas.

 

Consideraciones éticas 

Nos basamos en los procesos como se ha hecho en otras investigaciones (Fernández et al., 2021; Nava Navarro et al., 2017) y en el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la  Salud de México (1987). Esto implica que no se afectó la salud física o mental de los y las participantes y que se contó con el permiso previo obtenido luego de un oficio enviado a cada una de las escuelas  seleccionadas por parte de la Coordinación de Secundarias del Sistema Educativo Estatal y dirigido a cada  una de las autoridades escolares. Estuvo también el consentimiento de tutores, así como el consentimiento, voluntariedad y anonimato de todos los y las jóvenes entrevistados. A los jóvenes que respondieron a este  instrumento se les comentó que la finalidad de dicho cuestionario era que, a partir del análisis de los datos,  se pudieran considerar elementos que mitigaran este fenómeno en los grupos considerados.

En cuanto a otras cuestiones de ética en el trato con los grupos, los cuestionarios se aplicaron bajo la  supervisión de maestros y personal calificado. Se notificó que prevalecería el respeto sobre su información  personal, de la cual sus datos de registro fueron considerados de carácter anónimo y confidencial. Los  resultados obtenidos del análisis se presentarán solo de manera global, para identificar patrones que puedan  ser considerados por especialistas en la materia de violencia en las relaciones, así como por las autoridades  escolares para situaciones que requieran ser focos de atención.

 

Resultados 

Es relevante resaltar el desconocimiento que existió sobre el ciclo de violencia. Se incorporó el ítem número  3, que aborda este tema, y en los resultados obtenidos solo el 15.8 % dijo conocer qué es el ciclo de la  violencia y, al explicarlo, tampoco les queda claro. Esta tendencia prevalece tanto para escuelas de áreas  urbanas como rurales (ver Tabla 3).

Resultados 

Es relevante resaltar el desconocimiento que existió sobre el ciclo de violencia. Se incorporó el ítem número  3, que aborda este tema, y en los resultados obtenidos solo el 15.8 % dijo conocer qué es el ciclo de la  violencia y, al explicarlo, tampoco les queda claro. Esta tendencia prevalece tanto para escuelas de áreas  urbanas como rurales (ver Tabla 3).

 

Al analizar los resultados obtenidos en cuanto a situaciones vividas y realizadas de violencia en una relación de pareja, destacó la existencia de la violencia de tipo psicológico. Las preguntas que evidenciaron un claro indicativo de violencia de este tipo para situaciones vividas fueron la 12, 13, 14 y 30. En situaciones  realizadas, fueron las preguntas 32, 33, 34 y 48 (ver Tabla 4).

Nota: Los porcentajes se refieren al total de los jóvenes entrevistados inicialmente, de los cuales únicamente el 22.73% (1307)  tenía o había tenido pareja. Los porcentajes no suman 100 porque se hicieron los cálculos sobre el total de veces que una respuesta  fue seleccionada o mencionada y cada sujeto encuestado podía seleccionar una, varias o ningun

Al interior de la muestra, los adolescentes que tienen pareja y se consideran víctimas o victimarios  comprenden a un grupo más pequeño (1307). Al revisar las situaciones vividas, que se trata de las víctimas,  las respuestas a la pregunta 12 indican que 12.78 % de los hombres se ha sentido controlado por su pareja,  frente a un 11.17 % de las mujeres. Sin embargo, en la posición de victimarios, las mujeres responden ejercer  control sobre su pareja en 10.56 %, que es cercano al doble del porcentaje en el que los hombres declararon  controlar a sus parejas (un 6.5 %).

Los adolescentes víctimas de ser acusados de infidelidad o de actuar de forma sospechosa en la pregunta  13 fueron 12.32 % (161) de los hombres y 13.01 % (170) de las mujeres. En cambio, los victimarios vuelven  a ser principalmente mujeres, pues un 9.49 % (124) de estas acusa o ha acusado a su pareja de serle infiel o  de actuar de manera sospechosa, en contraste con un registro de 5.89 % (77) de victimarios hombres.

Estas relaciones de pareja también devienen en un control excesivo, y lo podemos confirmar en la  pregunta 14, que refleja cómo han perdido contacto con amigos/as, familiares o compañeros/as de escuela  para evitar que su pareja se moleste, siendo 9.64 % (126) de hombres y 9.72 % (127) de mujeres.

En el caso de quiénes ejercen violencia en este tipo de situaciones, vuelven a ser principalmente las  mujeres. En la pregunta 34, un 5.20 % (68) de las mujeres ha hecho que su pareja pierda contacto con sus  cercanos, en tanto que esto ocurre en 3.37 % (44) de los hombres.

En el plano de la intimidad, en la pregunta 26 destacan las mujeres, donde 25.94 % (339) mencionan  ser respetadas por sus parejas sobre cuándo y cómo tener relaciones sexuales, mientras que, en el caso de los  hombres, fue 18.82 % (246). Revisando la pregunta 44, en relación con ejercer violencia al tener relaciones  íntimas, se trata principalmente de mujeres, pues 24.02 % (314) son las que respetan la opinión de su pareja  sobre cuándo y cómo tener relaciones sexuales, contra 18.06 % (236) de los hombres.

A su vez, de esas mismas preguntas, se desprende que 23.72 % (310) de los hombres y 20.43 % (267)  de mujeres consideran que su pareja no respeta su opinión sobre cuándo y cómo tener relaciones sexuales  (pregunta 44). Aunque creemos que este porcentaje es alto en ambos sexos, en comparación con las otras  preguntas que indican de maltrato, destacan los hombres como victimarios, ya que 24.02 % (314) reconoce  que irrespeta la opinión de su pareja en este aspecto. En un menor porcentaje están las mujeres, con 21.88  % (286).

El cuestionario incorporó preguntas abiertas, como se evidencia en la Tabla 5. A continuación se  presentan las principales respuestas obtenidas en cada ítem:

  1. Para ti, ¿Qué es la violencia en la pareja? Se obtuvieron 5695 respuestas, de las cuales, 43.02 %  (2450) la consideró como abuso, agresión y maltrato. Mientras que 17.74 % (1124) la asoció con una falta  de respeto e insultos. En menor medida, 6.23 % (355) la visualizó como amenazas. Al analizar la violencia  en pareja por género (ver Tabla 5), encontramos que no hay diferencias dignas de mención.
  2. Según tu criterio, ¿Cuáles son los tipos de violencia en la pareja que existen? De las 5742  respuestas obtenidas, 48.87 % (2806) respondieron violencia de tipo físico, seguido por 25.39 % (1458) que  consideraron a la de tipo verbal e insultos (que podría encasillarse dentro de la psicológica), en tanto que  17.33 % (995) contestaron que se ejerce en el plano emocional y psicológico (así fue descrita); y 8.41 %  (483) manifestaron que es de tipo sexual. Es interesante destacar que los jóvenes priorizaron la violencia de tipo físico en esta pregunta abierta al inicio del cuestionario, aunque posteriormente la violencia psicológica  resultó como la predominante.

En la Tabla 6 se presentan los resultados obtenidos por género, y dado que la pregunta no planteaba  la elección de una respuesta única, los tabulados se hicieron retomando el total de respuestas obtenidas, no  el número de cuestionarios respondidos. Como se observa en los datos, las mujeres mencionan en mayor  medida la violencia emocional, mientras que los hombres presentan más menciones de las violencias física,  sexual y verbal. El orden de importancia de las menciones para ambos casos no se modifica.

 

  1. ¿Cuál o cuáles son las causas que originan la violencia en la pareja? Esta pregunta obtuvo un  menor número de respuestas (sólo 2877), que se clasificaron por veces repetidas en las contestaciones (ver  Tabla 7).

Se encontró que 48.11 % de las respuestas consideran los celos, el enojo, los abusos y los insultos;  el 22.32 % señala que proviene de la desconfianza, infidelidad y engaño. Estos datos sugieren una gama de  situaciones causantes de maltrato en las relaciones de noviazgo.

Si caracterizamos cuáles son los motivos que originan la violencia en la pareja por género (ver Tabla  8), en esta pregunta difieren las respuestas entre los hombres y mujeres: 54.88 % (576) de las mujeres  contestaron celos; mientras que en los hombres esto fue expresado por 37.51 % (890). En el caso de la  infidelidad, engaño y desconfianza, 25.59 % (520) de las mujeres afirmaron que los experimentaron durante  su relación; mientras que 33.84% (803) de los hombres los padecieron. La falta de amor y chismes tuvo  también una respuesta diferenciada por género los padecieron 9.65 % (179) de las mujeres y 3.96 % (94) de  los hombres. En esta pregunta, al igual que en la anterior, no se nombra a la violencia de tipo sexual, que  resultó presente con uno de los mayores índices en una de las preguntas directas posteriores.

  1. ¿Conoces qué es el ciclo de violencia? De los 5750 encuestados, 80.9 % (4649) no lo conocen y  15.8% (907) dicen sí conocerlo.
  2. Si la respuesta anterior fue afirmativa, ¿Puedes explicarlo brevemente? Esta pregunta tuvo  respuesta en 367 cuestionarios, de los cuales, 52.86 % (194) aluden a las agresiones y los golpes constantes,  24.25% (89) mencionan que son peleas e insultos, y para el 22.89 % (84) se trata de gritos y malos tratos (es  decir, que no saben a qué se refiere este ciclo).

En la Tabla 9, se presentan las respuestas obtenidas respecto a lo que los encuestados asocian con  este ciclo de violencia por sexo. Fueron pocas las respuestas obtenidas: 340 hombres y 425 mujeres. En  relación con sus palabras para caracterizar qué es el ciclo de violencia, la mayoría de las mujeres, 52.24 %  (222), lo asocian en primer lugar con agresiones, golpes, daño psicológico y verbal. En el caso de los  hombres, respondieron de igual manera 41.76 % (142). También hubo quien señaló no saber acerca del ciclo  de violencia, siendo los hombres los que mostraron un mayor desconocimiento con un 22.94 % (78), en tanto  que en el caso de las mujeres fue 4.71 % (20). Estos porcentajes difieren de los anteriores porque se refieren  al total de respuestas obtenidas y no al número de cuestionarios para identificar el peso de cada respuesta en  el total de aspectos mencionados como integrantes del ciclo de la violencia; dado que no se cerraba a una  sola respuesta, cada sujeto podía retomar varios de los aspectos.

6. ¿Piensas que has vivido alguna vez una relación de pareja con violencia? De los 1307  adolescentes que sí han tenido relaciones de pareja, 21.7 % (284) dicen haber sufrido violencia en estas.

7. Si la respuesta anterior es afirmativa explica ¿por qué? Para aquellos que respondieron  afirmativamente haber vivido violencia en una relación en pareja, se les pidió que explicaran brevemente  esta situación. Se obtuvieron 80 respuestas, de las cuales, 61.25 % (49) señaló contextos en los cuales fueron  lastimados, sufrieron golpes y agresiones; mientras que 38.75 % (31) padecieron con insultos y gritos por  parte de su pareja.

En la Tabla 10 se observa que 64.52 % (60) de las respuestas en hombres se refieren a situaciones de  falta de respeto que implicaron violencia e insultos. Esta misma situación prevaleció para 56.56 % (69) de  las respuestas en mujeres. Los celos y la posesión fueron vividos por 23.66 % (22) de los hombres y 31.15  % (38) de las mujeres.

  1. ¿Consideras que has sido tú la persona que ha provocado la violencia en la pareja? En este caso  se trata de asumir una postura como agresor en una relación de noviazgo. Se obtuvo que, de los 1307  encuestados que tuvieron pareja, 6.43 % (84) asumen ser victimarios, al ser los que ejercieron violencia. Lo  cual representa 29.6 % los 284 casos que reportaron situaciones violentas en el noviazgo.
  2. Si la respuesta anterior es afirmativa, explica ¿por qué? Para comprender esta situación, se les  cuestionó de qué manera provocan dicha violencia en su pareja. De las 67 respuestas obtenidas, 44.78 %  (30) afirmaron que se trató de una cuestión de celos y desconfianza; mientras que 52.22 % (37) plantearon  que fue debido a peleas y por faltas de respeto (ver Tabla 11).

Esta pregunta fue incorporada para que los jóvenes reflexionaran si son victimarios en la relación de  noviazgo. Como expone la Tabla 11, en el caso de los hombres, las acciones de violencia que han ejercido  en la pareja fueron aludidas por un 25.61 % (21), ya que empezaron peleas y hubo faltas de respeto. Para las  mujeres, esta misma situación fue referida por un 20.25 % (16). En tanto que 53.66 % (44) de los hombres  señalaron no haber provocado violencia en la pareja, al igual que 63.29 % (50) de las mujeres.

  1. ¿Consideras que has sido tú quien sufre o ha sufrido de violencia en la pareja? De los 1307 casos  que reportaron estar o haber estado en una relación de pareja, 15.3 % (200) respondieron haber sido víctimas  de violencia en esa relación.
  2. Si la respuesta anterior es afirmativa, explica ¿por qué? De las 144 respuestas obtenidas, 22.22  % (32) ha vivido situaciones de enojo, insultos, gritos; 47.22 % (68) ha sido por posesión o celos, y 30.56  % (44) ha sido lastimado con golpes y agresiones (ver Tabla 12).

Esta pregunta fue para conocer la percepción que tenían los jóvenes, al principio de la encuesta,  acerca de sufrir violencia en su relación de noviazgo. Con respecto al género, un mayor número de mujeres  planteó haber sido lastimada, con golpes y agresiones, lo que representó un 24.41 % (31); en tanto que en  los hombres fue 10.48 % (13). Se obtuvieron resultados similares que expresaban haber sufrido enojo,  insultos y gritos; para el caso de los hombres, un 12.10 % (15) y 13.39 % (17) de las mujeres. En cuanto a  las situaciones de posesión y celos, las sufren más los hombres con 37.90 % (47) que las mujeres con 16.54  % (21). Entre los hombres, 39.52 % (49) respondió que no han sufrido o sufren de violencia en la pareja.  Mientras que 45.67 % (58) de las mujeres tampoco.

Discusión 

El desconocimiento acerca del ciclo de la violencia como medida para entender y detener el maltrato en la  pareja se observa en la mayoría de los adolescentes encuestados. Desconociendo de otra investigación que  explore la comprensión en el alumnado de este grupo etario en lo que concierne a este concepto, se exhorta a incorporarlo a la brevedad, dada su elevada importancia en los programas preventivos y de educación  sexual.

Al caracterizar el tipo de maltrato en la muestra de estudio, se encontró muy baja incidencia de  violencia tanto emitida como aceptada en los que presentan relaciones de noviazgo. Suponemos que esto es  debido a que muy pocos jóvenes de este grupo etario tienen una relación de pareja, en relación a la muestra  total (pues esto no sucede en niveles superiores, como está comprobado entre los universitarios, por ejemplo,  Fernández y González, 2018).

Destaca la necesidad de controlar y mantener el poder, así como la existencia de faltas de respeto e  insultos, (violencia psicológica), a pesar de que, al conceptualizar a la violencia de pareja al inicio del  cuestionario, ellos enunciaron a la violencia física y a los abusos físicos en primer lugar. Entre sus causas,  prevalecieron los celos, enojo, falta de respeto, desconfianza e insultos.

Esto coincide, parcialmente, con otros estudios en este mismo grado escolar realizados fuera del país;  Holditch et al. (2015) hallaron que hasta 77 % de los alumnos de este rango de edad, en Estados Unidos,  informó haber perpetrado, en su relación de noviazgo, abuso verbal o emocional. En este caso, 32 % cometió  abuso físico, 20 % amenazó a su pareja, 15 % cometió abuso sexual, 13 % abuso relacional y 6 % reportó  haber acosado. Por su parte, Lormand et al. (2013), en una muestra de 950 alumnos con una edad media de  13.1 años, registraron que uno de cada cinco indicó victimización por violencia física en el noviazgo, 48.1  % manifestó ser una víctima no física y 52.6 % refirió alguna victimización, misma que se asoció con el  hecho de tener relaciones sexuales, consumir alcohol y drogas. A su vez, Cutbush et al. (2016), en una  muestra de 612 estudiantes de séptimo y octavo grado de cuatro escuelas, hallaron altas tasas de intimidación  y acoso sexual.

Si se revisa la información de la Tabla 4, las mujeres, aunque en un porcentaje no significativo, se  muestran como más controladoras, manifiestan más celos y lo han expresado, quieren saber dónde está siempre su pareja, e inciden más en separar a sus parejas de familiares y amigos que los hombres. En términos  generales, se encontró que las mujeres tienden a ejercer más violencia mediante el control, concretamente,  de tipo psicológico. Finalmente, dos preguntas que destacaron como tendencias fueron las relativas a la  intimidad, en las cuales alrededor de un cuarto de las mujeres (339) mencionó que son respetadas por sus  parejas sobre cuándo y cómo tener relaciones sexuales, mientras que, en el caso de los hombres, fue próximo  a un quinto (246).

Una limitación de este estudio es que el cuestionario se aplicó en el primer trimestre de clases, por lo  cual, si bien se pudo llevar a cabo de forma presencial (pues no había COVID-19), aún no existían muchas  relaciones entre los estudiantes. Del mismo modo, se considera recomendable ampliar la muestra a otros  entornos sociales, a otros estados del país y a zonas con diferentes ambientes socioculturales, como lo son,  por ejemplo, las escuelas privadas.

La información obtenida permite detectar comportamientos tempranos desde la secundaria para  lograr, a través de programas de prevención y educación sexual adecuados, evitar o mitigar esta situación y  prevenir que pase a mayores estando en universidad donde se tienen referencias de una alta incidencia de  violencia en el noviazgo, tanto en nuestro estado (Fernández et al., 2016; Fernández y González, 2018) como  en otros países (Fernández y Florez, 2018; Huerta, 2021; Medina y Moreto, 2021; Ramos y López, 2021;  Rubio et al., 2020).

Conclusiones

Los jóvenes bajacalifornianos presentan dos características relevantes como antesala del análisis: sólo el  22.73% han tenido o tienen pareja y el 83.69% no saben realmente en qué consiste el ciclo de la violencia.  Al analizar los resultados obtenidos en lo relativo a situaciones vividas y realizadas de violencia en una  relación de pareja, destacó la existencia de la violencia de tipo psicológico.

Al revisar las situaciones vividas, el 12.78% de los hombres se han sentido controlados frente al  11.17% de las mujeres. Desde la respuesta del victimario, se confirma la existencia de un 6.50% de hombres  controladores de su pareja, superados por un 10.56% de mujeres controladoras. Los adolescentes víctimas  de ser acusados de infidelidad o actuar de forma sospechosa, son el 12.32% de los hombres y el 13.01% de  las mujeres. En cambio, los violentadores vuelven a ser principalmente mujeres, ya que 9.49% de las mujeres  acusa o ha acusado a su pareja de serle infiel o actuar de manera sospechosa, en contraste con un registro de  5.89% de hombres. Relacionado con lo anterior, la pérdida de contacto con amigos/as, familiares o  compañeros/as de escuela para evitar conflictos se menciona por el 9.64% de hombres y el 9.72% de mujeres.  Quienes ejercen violencia de este tipo vuelven a ser principalmente las mujeres; 5.20% de ellas han hecho  que su pareja pierda contacto con sus cercanos, en tanto que fue el 3.37% (44), en el caso de los hombres.

El 25.94% de las adolescentes menciona que son respetadas por sus parejas sobre cuándo y cómo  tener relaciones sexuales, mientras que en el caso de los hombres fue el 18.82% (246). Por otro lado, el  23.72% de hombres y el 20.43% de mujeres consideran que su pareja no respeta su opinión sobre cuándo y  cómo tener relaciones sexuales.

 

Conflicto de intereses 

Las autoras de este artículo declaramos que no incurrimos en ningún conflicto de interés.

 

 Financiamiento 

Este trabajo pertenece a un proyecto de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de BC (CEDHBC), cuyo  fin es validar y rediseñar intervenciones para prevenir o erradicar la violencia en los centros escolares del  estado. Dada su magnitud y la presencia de intereses comunes, el presente estudio fue elaborado con una  especialista de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), a la que se sumó posteriormente el equipo de  trabajo CONVID-El Colef (Alianza para el fortalecimiento de las regiones vitivinícolas y el estudio de sus  modelos de desarrollo territorial) para integrar a las escuelas de las regiones productoras de vino y que fue  quien asumió toda la parte estadística del presente trabajo, así como gran parte de los gastos de trabajo de  campo. El CONVID recibió financiamiento de Conacyt a través de fondos Fordecyt-Pronaces.

Agradecimientos 

Queremos dejar constancia de nuestro agradecimiento por el gran apoyo estadístico de la Dra. Juana Isabel  Vera López, y el minucioso trabajo de revisión del Lic. Eduardo Rodríguez Reyes.

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Notas

Cómo citar este artículo: Fernández de Juan, T., Martínez Pellégrini, S. E., & de Anda Hernández, M. (2023). Violencia de pareja en  estudiantes de secundaria de Baja California. Un estudio exploratorio. Psicumex, 13(1), 1–26, e502. https://doi.org/10.36793/psicumex.v13i1.502

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